sábado, 25 de abril de 2009

La transgresión en Cortázar

Recuero la honda impresión que me causó el relato La noche boca arriba de Julio Cortázar la primera vez que lo leí (gracias Zafra por darme a conocer tal maravilla).
He aquí un enlace para los que aún no hayáis disfrutado este majestuoso relato corto (que os sugiero leer completo antes de seguir cone sta entrada):
En él Cortázar consigue adentrarnos en una trama donde se alternan la realidad con el mundo de los sueños, mas no de una manera bucólica y fantasiosa, sino con la crudeza de la tragedia que asola a los protagonistas y que se desvela en un desenlace sencillamente demoledor.
He ahí donde reside la auténtica transgresión de la realidad: en el viaje desde el mundo material al mundo de la ficción, sin saltos con pértiga ni agujeros negros, sino de una forma sutil e inevitable; Cortázar nos hace creer lo que no es, como si habiérmos hecho un largo trayecto por una carretera de montaña para descubrir, sin sobresaltos ni sorpresas, y una vez llegados a nuestro destino, que nosotros somos la misma montaña y que nunca ha existio tal trayecto.
En una sociedad en la que la imagen del transgresor se identifica con el típico rockero que podría ganar el record Guinnes a la mayor ingesta de drogas, o con el artista excéntrico que suliveya a los más incautos exponiendo sus excrementos enlatados en las más prestigiosas gelerías del mundo, este relato nos traslada a una sencilla cama de un hospital donde la realidad aparente da un giro absolutamente inesperado, sin que sepamos distinguir qué es verdad y qué es sueño.

Que San Rod Stewart os bendiga a todos.