sábado, 31 de enero de 2009

El podólogo strikes again

Por petición popular (concretamente la realizada por el alcalde del municipio de Guardapolvos de la Marquesa en nombre de sus 37 habitantes), publico el relato al que un día los responsables de la Biblioteca de Palma cometieron el error de otorgar un segundo premio en un certamen de relatos cortos.
Espero que os guste.
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LA PROMESA
Durante aquellos días de Navidad decidí leer un libro que, siendo aún muy pequeño, me permitió aficionarme a la lectura e incluso me dio una profesión .
Recuerdo aquel día, cuando mi madre me dijo:
-Prepárate que vienes conmigo de excursión.
-¿A dónde?- pregunté emocionado- ¿Al circo? ¿Al zoo? ¿Al parque de atracciones?
-No. Al callista.
Ya en la consulta, mientras miraba los pies de mi madre, mi rostro reflejaba algo que ni de lejos se definiría como decepción. Para abstraerme del cotilleo que mi madre se traía con el podólogo, escarbé entre el montón de publicaciones clásicas de todo revistero, obras cumbre de la literatura como el Hola, el Semana y la omnipresente hoja semanal de sucesos escabrosos.
De pronto, bajo aquel alud de sensacionalismo y actualidad casposa, hallé un pequeño libro con las tapas de plástico gastadas titulado “El aprendiz de mago”. Comencé a leerlo con algo de desgana, pero me cautivó desde la segunda hoja. Narraba la historia de una chico estrafalario que un buen día conoció a un anciano en un parque, el cual empezó a explicarle los secretos de la magia y de cómo preparar potingues con hierbas que, empleando los hechizos adecuados, ayudarían a sus amigos a conseguir sus deseos.
El podólogo culminó su trabajo cuando aún iba por la mitad del libro
Sorprendido por tan inesperado hallazgo, ciertamente imprevisible en tal emplazamiento, le pregunté si podría llevarme el libro conmigo, prometiendo solemnemente que se lo devolvería cuando lo acabase.
El callista, centrado en recoger su instrumental, asintió con la cabeza sin levantar la vista. Ya en el zaguán, el hombre se me acercó sonriendo y me dijo:
-No te olvides de traerme el libro cuando acabes, ¿vale?. Si no lo haces, tendrás que venir a ayudarme como aprendiz a limar durezas y cortar uñas encarnadas.
Con toda la formalidad que podía tener a mis escasos 9 años, le prometí de nuevo que lo haría, asumiendo las consecuencias en caso contrario.
Cuando llegué a casa, reemprendí la lectura, quedándome fascinado por las aventuras del joven mago y su anciano maestro; llegué a apreciar tanto aquel libro, que yo mismo me negaba a devolvérselo al podólogo, pues me parecía injusto que algo tan bueno quedara de nuevo sepultado bajo las noticias de bodas de famosos y flirteos de celebridades descocadas. Por eso decidí que nunca le devolvería el libro a su propietario
Claro, que ello suponía que habría de cumplir con la palabra dada.
Así, al poco entré como aprendiz del callista, y conseguí que, al igual que al joven mago, se me revelaran ciertos secretos, mas en este caso sobre pies, uñas y juanetes. Al fin y al cabo, es una profesión bonita, y con los ungüentos que preparo ayudo a mis clientes a que vuelvan a caminar con comodidad.
Guardo en mi consulta el libro, bajo un montón de revistas del corazón, con la esperanza de que algún día un niño distraído venga y lo encuentre.
No me vendría mal un ayudante...

lunes, 26 de enero de 2009

LA SOBERBIA DE ÍCARO.

El otro día, mientras me abrochaba el cinturón en un avión de Air Berlín, me adentré en una profunda reflexión sobre cuál es la especie animal más agraciada de la Creación -labor intelectual sólo interrumpida esporádicamente por la visualización de las formas contoneantes de las azafatas de vuelo, hasta el punto de mezclar en mi subconsciente imágenes bíblicas del Génesis con escenas de películas de Jeena Jameson-.
En verdad, he de decir que siempre he considerado las aves como una especie muy superior al género humano.
No me refiero obviamente a las gallinas, los pollos y los pingüinos, ejemplo de seres rastreros incapaces de alzar el vuelo más de un palmo del suelo y que merecen el más cruel y masivo de los exterminios -acabando sus días en forma de shawarma elaborado en Calle Elvira, por ejemplo-.
Antes bien, me refiero a aquellas aves dotadas con la habilidad de volar; hasta el más insignificante, escuálido y piojoso gorrión es capaz de elevarse grácilmente por entre los cielos, disfrutando del gracioso don de la tridimensionalidad espacial: con la sola ayuda de sus alas y sin ningún tipo de artificio mecánico puede desplazarse hacia adelante y atrás, hacia los lados, y hacia arriba y hacia abajo.

Por contra, el ser humano es sólo capaz por sí mismo de caminar hacia adelante, hacia atrás y a los lados (a excepción de Jackie Chan, por supuesto, sobre quien investigadores de la Universidad de Arkansas han demostrado que no opera la ley de la gravedad).
Los aparatos voladores ingeniados y ejecutados por el desarrollo tecnológico no nos conceden sino una humilde ilusión de que surcamos el aire, quimera que nunca podrá sustituir la sensación de poder, dominio, control y libertad que puede sentir un ave, que en su vuelo sólo se halla limitada físicamente por tres factores:
- la fuerza de los vientos,
- el agotamiento físico, y
- el suelo.

Por muchos jets, paracaídas y alas-delta que podamos utilizar, nunca podremos experimentar algo mínimamente equiparabale a la sensación de volar por nosotros mismos.

Y eso es lo que hace a las aves superiores al hombre.

Así que la próxima vez que veaís a un jubilado echándole migas de pan a una paloma en un parque, pensad que sois afortunados porque estáis presenciando "el acto por el que el más venerable anciano del consejo de sabios de la tribu humana rinde pleitesía al ser más poderoso y perfecto de la Creación".

Que San Rod Stewart os bendiga.

domingo, 4 de enero de 2009

De la innegable relación entre Toys'rus, la guerrilla tamil y los Reyes Magos



Siempre me ha llamado la atención la figura de los Reyes Magos.

¿qué mueve a tres señores mayores de diferentes razas y procedencias a ir por ahí regalando cachivaches a los niños? ¿se trata de una ONG de pensionistas noruegos? ¿o es más bien una red de extorsión a menores financiada por algún holding empresarial dedicado a la extracción de minerales -"si no te portas bien los reyes te traerán carbón"-?

De niño me fascinaba que tres individuos viniesen a La Chana a altas horas de la madrugada (me extraña que nunca les robaran los camellos) y que sin el conocimiento aparente de mis padres nos dejasen gratuitamente (eso sí que era lo que me chocaba) los regalos, que nunca eran los que yo quería (el superpowerman de Mattel con todos sus accesorios de combate, incluida la navaja de Curro Jiménez) pero que siempre me dejaban libros y tebeos (así he acabado, tontuno de tanto leer).

Y es más, ¿por qué extraño motivo dejaban también regalos para mí en la casa de mis tíos en el Zaidín? ¿y por qué dejaban regalos para mis primos en mi piso en la Chana? Hay que ser membrillo, ya que estamos, que dejen todo lo que es para mí en nuestro piso, y así mis tíos no tienen que venir el día 6 cargados como butaneros en el bus nº 4, que mira que es incómodo. Qué poco ergonómicos, estos reyes.

Creo que detrás de tan benigna figura se esconde algo oscuro y, digamos, siniestro, que quebranta nuestras leyes. A ver: ¿qué vinculación laboral tienen los reyes con los pajes? ¿tienen los papeles en regla cuando entran en España? ¿por qué no hay ninguna mujer reina maga, esto es, por qué no cumplen la ley de paridad de género que ha aprobado el gobierno de zapatero? ¿vienen del este, como las mafias rusas, para comprar Repsol? ¿acaso los juguetes que reparten cumplen con todas las normas sanitarias y de seguridad? ¿acaso no son sino pedófilos que aprovechan la sesión de fotos para tener a cientos de niños sentados en sus regazo? ;y en definitiva, ¿qué buscan a cambio de tanta bondad?

Amigos, lo que aparenta ser una caravana que nos trae ilusión y alegría no es sino una tapadera de un negocio de extorsión, delitos contra los trabajadores, fomento de la inmigración ilegal y trata de blancas.


Sin ir más lejos, ahora que soy mayor (o eso dice mi DNI), sé que entrar de noche en una vivienda por las bravas sin el beneplácito de su morador se llama allanamiento de morada con alevosía y nocturnidad. A ver, ¿qué coño hace la Policía? ¿cuántas órdenes de búsqueda y captura tiene que haber contra los reyes magos? que sean de oriente no es un problema, que para eso está la Interpol y la Europol. Y si se trata de cazarlos, joder, que todos los años se pasean el mismo día por la ciudad montados en una caravana mágica (que en realidad es el tractor del Mariano, pero bueno), digo yo que el 5 de Enero de algún año la pasma ya los podía haber trincado. Pero no, ahí siguen, burlándose de nuestro sistema policial y judicial como Pinochet.

Exijo por ello, como ciudadano de pro, al juez Baltasar Garzón que persiga a estos delincuentes allá donde se encuentren (allende nuestras fronteras, si es preciso) y los pongan a buen recaudo para evitar que vuelvan a allanar los pisos de las personas de bien, y evitar que perviertan a nuestra infancia y juventud, a la que protegemos al calor de nuestras casas, a salvo de cualquier peligro, mientras juegan plácidamente en la videoconsola a aniquilar otros seres.

Que San Rod Stewart os bendiga.